SOGAND

Iran has maintained and pursued policies which condemn and harshly punish homosexuality. The Iranian Penal Code prohibits all sexual activity outside of marriage, same-sex relations, and LGBT-related media, with the death penalty. It makes Iran one of the most discriminatory countries toward homosexuals in the world, with Iran having executed an estimated 6,000 homosexuals since the 1979 Islamic Revolution.
However, this government persecution does not apply equally to transgender individuals; gender reassignment surgery is legal in Iran, and formal gender recognition is supported by the Iranian theocracy.
Despite this, life for transgender people is not easy in Iran. The traditional values which have long resulted in persecution of non-heterosexual and cisgender individuals lead transgender Iranians to endure harassment and social discrimination. Trans people are subject to rejection by their families and communities, police abuse, depression and employment discrimination, often forced them into sex work.
The treatment of transgender citizens in Iran then is a complex issue with contradicting legal support and societal judgement.
Most religious leaders only accept those non-binary individuals who fully complete the transition operation, while those who do not are perceived as “sick” and can still be arrested for cross-dressing and other stereotypically homosexual practices. Ruling clerics emphasize the necessity of gender-reassignment surgery, but individuals who seek this procedure confront a long process to obtain legal approval and support, both economically and socially. Essentially, fully transitioned transgender citizens are perceived as cured, but there is little tolerance for other diversity in gender identification.
Social pressures on trans people are so high that “100% have had at least one suicidal idea and 70% have attempted suicide” (Out Right International)
The situation is much worse among trans women. A 2021 study in Health Care for Women International found that 92% of trans women in Iran had faced verbal or physical violence.
Sogand is a 23 years old trans woman. She was rejected by her family and now she lives in Shiraz where some people and friends donate her money to survive.
She has been treated by different psychologists since she was a child, but no one supported her. After tried to kill herself several times, she made a promise to herself: “I will fight for my life”, and she decided her own name: Sogand, that means Promise.

SOGAND

Irán mantiene y aplica políticas que condenan y castigan duramente la homosexualidad. El Código Penal iraní prohíbe toda actividad sexual fuera del matrimonio, las relaciones entre personas del mismo sexo y los medios de comunicación relacionados con la comunidad LGBT, con la pena de muerte. Esto convierte a Irán en uno de los países más discriminatorios hacia los homosexuales en el mundo. Se estima que Irán ha ejecutado a unos 6.000 homosexuales desde la Revolución Islámica de 1979.

Sin embargo, esta persecución gubernamental no se aplica por igual a las personas transgénero; la cirugía de reasignación de género es legal en Irán y el reconocimiento formal del género cuenta con el apoyo de la teocracia iraní.

A pesar de esto, la vida para las personas transgénero no es fácil en Irán. Los valores tradicionales que durante mucho tiempo han dado lugar a la persecución de las personas no heterosexuales y cisgénero llevan a los iraníes transgénero a soportar el acoso y la discriminación social. Las personas transgénero están sujetas al rechazo de sus familias y comunidades, al abuso policial, la depresión y la discriminación laboral, y a menudo se ven obligadas a prostituirse.

El tratamiento de los ciudadanos transgénero en Irán es, por tanto, un asunto complejo con un apoyo legal y un juicio social contradictorios. La mayoría de los líderes religiosos solo aceptan a aquellas personas no binarias que completan la operación de transición, mientras que las que no lo hacen son percibidas como «enfermas» y pueden ser arrestadas por travestismo y otras prácticas estereotípicamente homosexuales. Los clérigos gobernantes enfatizan la necesidad de la cirugía de reasignación de género, pero las personas que buscan este procedimiento enfrentan un largo proceso para obtener la aprobación legal y el apoyo, tanto económico como social. Esencialmente, los ciudadanos transgénero completamente transicionados son percibidos como curados, pero hay poca tolerancia para otra diversidad en la identificación de género.

Las presiones sociales sobre las personas trans son tan altas que «el 100% ha tenido al menos una idea suicida y el 70% ha intentado suicidarse» (Out Right International)

La situación es mucho peor entre las mujeres trans. Un estudio de 2021 en Health Care for Women International encontró que el 92% de las mujeres trans en Irán habían enfrentado violencia verbal o física.

Sogand es una mujer trans de 23 años. Fue rechazada por su familia y ahora vive en Shiraz, donde algunas personas y amigos  le donan dinero para sobrevivir.

Desde niña ha sido tratada por distintos psicólogos, pero nadie la ha apoyado. Tras intentar suicidarse varias veces, se hizo una promesa a sí misma: “Lucharé por mi vida”, y decidió su propio nombre: Sogand, que significa Promesa.