TURKANA
En uno de los lugares más remotos y duros del planeta habita el pueblo Turkana, una cultura que ha visto su modo de vida amenazado por las devastadoras consecuencias del cambio climático y la sobreexplotación de los recursos.
Los Turkana son el segundo grupo más grande de pastores de Kenia, y la etnia mayoritaria en el condado de Turkana, una región semi-árida situada al norte del país. Un 70% de la población de Turkana vive bajo el umbral de la pobreza. Es la región más pobre y remota de Kenia.
El pueblo Turkana mantiene sus signos de identidad pese a las presiones externas. Hombres y mujeres se adornan con collares, ropajes coloridos, plumas y metales. Todos estos ornamentos brindan mucha información sobre la persona que los porta. Las escarificaciones también tienen un papel muy importante, además de un valor ritual. Las mujeres son las responsables de la construcción de las casas, la organización de la vida en el hogar, y la educación. Los hombres realizan varias tareas dentro de la comunidad, pero principalmente se dedican a la cría del ganado. Aún hoy los Turkana son un pueblo seminómada. A lo largo de las estaciones, se desplazan en busca de pastos para sus ganados.
El cambio climático ha desestabilizado la forma de vida de este pueblo. El ciclo de lluvias ha cambiado, las temperaturas han ascendido y los pastos se han estropeado mermando las posibilidades de subsistencia de la población local, que encuentra cada día su entorno más inhóspito y estéril. La escasez de agua en Turkana es cada vez mayor. Muchos de los pozos se han secado y las mujeres, encargadas de abastecer al grupo de este bien tan preciado, tienen que recorrer cada vez más kilómetros para encontrar agua, lo que también dificulta que las niñas vayan a la escuela.
Debido a la creciente escasez de agua, alimento y recursos, las condiciones higiénicas empeoran y se agudizan los problemas de salud, haciendo que Turkana tenga los peores índices sanitarios de todo Kenia, con una elevada tasa de mortalidad infantil: de cada mil niños nacidos mueren 220.
En el subcondado de Lokitaung, la ONG “Amor sin barreras” ha construido “Pole Pole”, un Centro Educativo-Nutricional infantil que asiste a 50 niños y niñas de diferentes poblados, de entre 2 y 6 años de edad, y que se encuentran en situación de extrema pobreza y vulnerabilidad por desnutrición y/o enfermedad. Aquí se ayuda a cubrir las necesidades más básicas (nutrición, higiene, acceso a la educación) pero buscando siempre proteger su cultura y costumbres. Además de atender a la población infantil, “Pole Pole” está produciendo un impacto muy positivo dentro de la comunidad promoviendo la economía local y contribuyendo a la mejora en la calidad de vida. Todo el equipo del centro está formado por personas locales que pueden trabajar en buenas condiciones y con un sueldo digno. Además, se están poniendo en marcha proyectos con las mamas Turkana donde puedan realizar y comercializar su artesanía.
Con este proyecto fotográfico, se pretende dar visibilidad a las carencias que viven los Turkana y al empeoramiento de sus condiciones de vida producido por el cambio climático, pero también mostrar una forma de entender la vida que nosotros, “los occidentales”, hemos olvidado y que puede resultar clave para la supervivencia del planeta.
TURKANA
In one of the most remote and harsh places on the planet live the Turkana people, a culture that has seen its way of life threatened by the devastating consequences of climate change and the overexploitation of resources.
The Turkana are the second largest group of shepherds in Kenya, and the majority ethnic group in Turkana County, a semi-arid region located in the north of the country, bordering Uganda, South Sudan and Ethiopia.
The Turkana people maintain their signs of identity despite external pressures that require a radical transformation of their way of life. Men and women adorn themselves with necklaces, colorful clothing, feathers and metals. All of these ornaments provide a lot of information about the person who wears them. Scarifications also have a very important role, in addition to ritual value. Thanks to them, warriors indicate their victories, women, their marital status, or the number of sons and daughters they have had.
Women are responsible for building houses (Manyattas), organizing life at home, and education. Men perform various tasks within the community, but they are mainly dedicated to livestock breeding. The Turkana tribe migrated in the mid-18th century from Uganda to northern Kenya. According to their oral tradition, they arrived in Kenya chasing a gray bull, probably a Boran-type zebu. Even today the Turkana are a semi-nomadic people. Throughout the seasons, they move in search of pasture for their livestock.
Climate change has destabilized the way of life of these people. The rain cycle has changed, temperatures have risen and pastures have been damaged, reducing the subsistence possibilities of the local population who find their environment more inhospitable and sterile every day. The scarcity of water in Turkana is increasing. Many wells have dried up and Turkana women, in charge of supplying the group with this precious commodity, have to walk more and more kilometers to find water.
Health problems worsen due to lack of water, food and hygienic conditions. These factors added to isolation of the region causes Turkana County to have the worst rates of health and the highest infant mortality rate of Kenya.
Despite everything, the Turkana tribe continues fighting to maintain its identity, customs and way of life, organized as a community and helping each other in the land that gave rise to humanity.